Solo
necesitaba de un par de notas. Una, que le hiciera sentir tan querida y delicada
que le indicara que aquel acto estaba bien. La segunda, para sentirse tan
sucia, usada, asqueada… que notara que aquello era realmente bueno.
Y su
voz volvió a sonar en sus oídos. Aquel gato negro de ojos verdes susurrándole
todo tipo de perversiones de manera que consiguiera excitarla sin apenas
rozarla.
-
¿Ves
esta colilla? Te haré sentir tan bien como me siento cuando fumo y pienso en
ti.
Pensaba
en ella, como algo más que alguien con quien hablar. Cerró los ojos y tan solo
se dejó llevar. No le dejó. La mantuvo despierta en todo momento que pudo.
-
Ten.
No cierres los ojos. Fuma. Y fíjate en los bailes del humo. Yo seré ese humo
que se deslice lentamente por tu pálida piel. Y a la vez seré la nicotina que
abrase tus pulmones. ¿Has escuchado alguna vez el rock japonés? – Veronika
negó. Él sonrió, esa media sonrisa que tanto le gustaba. – Deberías… te ayudará
con esto.
Se
encontraba en el baño de su casa, recordando cada segundo de aquel encuentro.
Accedió a la lista de reproducción que creó solo para él. Sacó un cigarrillo de
la cajetilla y lo prendió fijándose cómo danzaba el humo ante sus ojos.
“No
llegaré a tocarte, pero sentirás cómo mis uñas se clavan en tu piel”. Se
adentró en el agua hirviente con una mueca de dolor pero sin ningún tipo de
queja. Sería su dulce mentira. Una vez más. La línea de bajo de la canción que
escuchaba se había grabado en su mente como si de fuego se tratase.
“Besaré
todos y cada uno de los lunares que asoman por tu espalda ya que no será bueno
lo que ocurra más tarde” rió. La tonalidad anaranjada quemaba lentamente el
cigarrillo. “Al dar una calada podrás comprobar cómo se intensifica el color,
igual te sentirás cuando, tras los besos, tu espalda se enrojezca al contacto
de mis dedos”. Veronika dirigió sus manos a la espalda y clavó de una manera
brutal sus uñas en ella.
-
¿Por
qué me dices esto? – Preguntó Veronika.
-
¿No
es obvio? Quiero que te excites pensando en mi al igual que yo hago contigo.
Todas,
todas y cada una de aquellas cosas que le decía contribuían a su propósito. Le
apartó el pelo para poder descender hasta su cuello y que notara el vaho salir
de sus labios a la vez que hablaba. “Morderé tu cuello cuantas veces me plazca
porque no serás capaz de resistirte”. Esto hizo que las mejillas de Veronika se
tornaran en un color rosado y que su ceño se frunciera en señal de desagrado
pues era ella la que siempre llevaba el control, era ella la que marcaba las
pautas del juego. “Mis palabras serán música para tus oídos” rió. “Yo, al igual
que tú, soy una persona demasiado dominante. Nunca me dejaría llevar por ti.
Aunque lo intentases, no lo conseguirías. Y eso es algo que nos gustará a
ambos”. Veronika rió de la forma más sucia que quizá hubiera hecho en su vida.
Quizá ese era el motivo por el que todas sus relaciones habían fracasado. Una
vez todos se rindieran ante ella, perdía la emoción y no tardaría en deshacerse
de quien fuera necesario.
“Llegarás
a un momento en el cual no puedas más y, en un intento desesperado, tratarás de
quitarme lo que lleve por encima, fracasando en dicho intento ya que no será
suficiente para mí. Te haré desesperar hasta sudar frío y ver tu pequeño cuerpo estremecerse entre
mis brazos. En ese mismo momento será cuando quizá me quita la parte de arriba.
Te sentaré encima de mí, sujetando tus finísimas muñecas. Agacharás la cabeza
para que no vea lo sonrojada que estás y lo llena de lujuria que te encuentras,
pues tu orgullo no te lo permitirá” sonrió nuevamente. “Morderé el lóbulo de tu
oreja y gemirás encima de mí. Me dejaré caer hacia atrás juntando finalmente
nuestros labios. Ese será el momento en el que finalmente te rindas y me dejes
hacer contigo lo que quiera. “
Ya
en el baño, Veronika sentía cómo su piel se erizaba y la fiebre aparecía. Su
cuerpo estaba frío a pesar de la temperatura que había alcanzado el agua. Solo
eso necesitaba. La mirada de aquel gato negro de ojos verdes recorriendo de
manera lujuriosa todo su cuerpo, haciéndola sentir deseada. Le echaba en falta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario