Nota: acabo de darme cuenta que el jueves pasado no actualicé el blog, así que hoy les traigo un capítulo nuevo.
Veronika se situaba en la cocina,
tomando a sorbos, como de costumbre, su café de la tarde, su mayor adicción.
Veía, o hacía como que veía, un programa en la tele, sin prestar mucha atención
a lo que decían o a las imágenes en sí, cuando se dio cuenta de algo llamativo:
parte de la imagen estaba borrosa. Se había establecido una ley que censuraba
el uso de tabaco en televisión, y como consecuencia, su humo también. Gracias a
esa ley, tres cuartas partes de la imagen de ese instante no se veían con
claridad.
Y se paró a pensar ¿esto es serio?
Censuran a alguien fumando un cigarrillo, pero no se censuran las canciones en
las que se hablan de los porros que uno se fuma. Censuran las imágenes de unos
pechos pero no censuran aquellas en las que la cámara enfoca al tanga de un
mujer que en ese momento adopta una pose… un tanto forzada. Censuran vídeos en
los que la gente sale follando, y sí, ¡HE DICHO FOLLAR! Pero no se censuran
aquellos en los que la gente se droga y se suicidan.
Puede que no sea bueno, pero siempre
he considerado que tanto un hombre como una mujer pueden resultar muy
llamativos si tienen un cigarro en la mano. Y sí, he fumado y lo he dejado. Y
estoy orgullosa de haberlo hecho, y no me arrepiento de haber fumado, pues es
algo que me gustaba y que realmente, en determinados momentos, me ha inspirado
y me ha tranquilizado.
Pero ese no es el caso en este
momento.
Me encanta esa expresión tan bonita de la que
se habla mucho en esta época, sí, sí, esa que dice “libertad de expresión”. No
sé quién fue el primero en decirla, pero estoy muy segura de que si le hubiera
añadido la segunda parte a la frase, no se hubiera hecho tan famosa: “libertad
de expresión, pero con consecuencias”.
La crisis no es cosa de ahora, la
crisis empezó en el momento en el que la avaricia enseñó al hombre a decir
“esto es mío”. Y gracias a esa crisis, muchos de los hombres que se encuentran
en el poder se sienten con la libertad de cohibir a otros. Ya lo decían en la
película “Radio Encubierta”: nos hemos exiliado para no ir en contra de la ley
del país, pero si hacemos algo que no les guste, el gobierno buscará cualquier
forma de hacernos callar.
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