Se
podría decir que ni si quiera podría considerarse capítulo ya que, lo que
escribió en esa carta es tan solo propiedad de sus recuerdos y de su
destinataria.
En realidad, Marina era una de las
chicas con las que salía en la ciudad en la que residía. Durante el curso la
veía los fines de semana. Entonces, ¿qué sentido tiene mandarle una carta?
Hoy en día, con todos los avances
tecnológicos que había y de entre las miles de posibilidades que existían,
Veronika veía la carta como la más cercana, la que más sentimiento transmitía,
la que más te ayudaba a abrirte al destinatario.
La forma en la que se escribe, los
colores que se usan, la forma en sí del papel… Eran detalles que a ella no se
le pasaban por alto aunque quisiese. Y ya, fijándonos un poco más en el texto…
Veronika siempre ha abierto su corazón a todo aquel que posteó. Porque una
carta no es algo en lo cual puedes gastar un folio tan solo para decir “¿Qué
tal?”. No. En las cartas te abres a las personas porque es algo que no mandas a
cualquiera. No es un mensaje de texto de móvil, ni un e-mail, ni si quiera un
mensaje privado de Facebook.
Dependiendo de esa carta, puedes
saber al cien por cien, qué intenciones tienes hacia el destinatario. Si le
tratas como un igual, si te preocupas por esa persona, si es alguien cercano a
ti o si quieres que lo sea…
Veronika hacía tiempo que no
escribía cartas, pero definitivamente, se alegraba de haberlo vuelto a hacer.
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